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| C | V. XXIII | N. 26 | - | 2018 |
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Introducción
Las personas con discapacidad tienen
que enfrentar numerosas barreras para
poder insertarse de manera competitiva
en el mercado: prejuicio social, proble-
mas de accesibilidad, un sistema educa-
tivo que no las contempla y empresas
que no están preparadas para recibirlas.
Una ciudad que no los contempla desde
su arquitectura y transporte público, un
sistema educativo que los expulsa, un
mercado laboral que no se ajusta a sus
posibilidades, un Estado que no gene-
ra las políticas públicas necesarias para
acompañarlos y una sociedad que les da
la espalda. En consecuencia, las perso-
nas con discapacidad están conjeturadas
de no ser buenos profesionales. Y en la
mayoría de los casos esta armación es
cierta. No porque no puedan llegar a
serlo, sino porque las condiciones so-
ciales lamentablemente no lo permite.
Sin embargo, y contra todos los pro-
nósticos, algunos se abren camino en el
mercado laboral y prueban que, con los
apoyos necesarios, es posible.
Las personas con discapacidad repre-
sentan aproximadamente mil millones
de personas, es decir un 15% de la po-
blación mundial. Alrededor del 80 por
ciento están en edad de trabajar. Sin
embargo, su derecho a un trabajo de-
cente, es con frecuencia denegado. Las
personas con discapacidad, en particu-
lar las mujeres se enfrentan a enormes
barreras actitudinales, físicas y de infor-
mación que dicultan el disfrute a la
igualdad de oportunidades en el mundo
laboral. (ILO, 2014): Un dato signica-
tivo es que el 80% de las personas con
discapacidades son desempleadas. (Ro-
jas, 2003). La Organización Mundial de
la Salud a través de su Informe Mundial
Sobre la Discapacidad (OMS, 2011)
opina que “la discapacidad no es un
atributo de la persona, sino un compli-
cado conjunto de condiciones, muchas
de las cuales son creadas por el ambiente
social. Por lo tanto, el manejo del pro-
blema requiere la actuación social y es
responsabilidad colectiva de la sociedad
hacer las modicaciones ambientales
necesarias para la participación plena de
las personas con discapacidad en todas
las áreas de la vida social. La cuestión se
sitúa, por lo tanto, en el nivel de las ac-
titudes y de la ideología, y requiere cam-
bios sociales, los cuales se transforman
en el nivel político en una cuestión de
derechos humanos. Según este modelo,
la discapacidad se congura como un
tema de índole político”.
La primera encuesta nacional espe-
cializada sobre discapacidad realizada en
el año 2012 por el Instituto Nacional de
Estadística e Informática (INEI, 2012)
a nivel nacional, en el área urbana y
rural fue aplicada en 22,657 viviendas
particulares a nivel nacional. El 5,2% de
la población nacional (1 millón 575 mil
402 personas) padecen de algún tipo
de discapacidad o limitación física y/o
mental. Esta condición afecta, en mayor
proporción, a la población ≥ 65 años
(50,4%) y entre 15 a 64 años (41,3%).
Los tipos de limitación más frecuentes
en la población con discapacidad es la
dicultad motora es decir, moverse o
caminar y/o para usar brazos o piernas
(59,2%) y las de tipo visual (50,9%), y
en la mayoría de los caso existen limita-
ciones múltiples. El 40,4% de personas
con discapacidad tienen nivel educativo
primario, el 22,4% estudios secunda-
rios, 11,6% estudios superiores univer-