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| C | V. XXVI | N. 31 | - | 2021 | | ISSN (): - | ISSN ( ): - |
Introducción
El proceso de globalización ha
posibilitado a nuestras sociedades
desarrollarse en diversas actividades
aplicando la tecnología y ello
ha permitido, en este lapso, la
contaminación ambiental y por ende la
contaminación humana con el uso de
agentes químicos como complemento
de ciertos productos industrializados
(fármacos, enlatados, insecticidas,
plaguicidas, saborizantes) incrementando
las enfermedades (Alberts et al., 2016;
Cairns, 2016; Del Castillo et al.; 2019,
Stent & Calendar, 2017) al causar
mutaciones puntuales génicas en ciertos
órganos y despertar ciertos oncogenes que
por amplicación o sobredosis de ciertas
enzimas desembocarían en la formación
de tejidos cancerígenos mortales para la
humanidad (Gonzales, 2016; Lodish et
al., 2015, Beltrán & Beltrán, 2016).
Los antiinamatorios no esteroideos
(AINE) es uno de los grupos de fármacos
más consumidos, y su prescripción se
incrementa debido a la prevalencia de
enfermedades reumáticas. Sus propiedades
antiinamatorias, antipiréticas y
analgésicas están ampliamente aceptadas.
Sin embargo, su uso no es inocuo y está
asociado a un amplio espectro de efectos
adversos, siendo las complicaciones
gastrointestinales (GI) y cardiovasculares
(CV) las más importantes (Marcen et
al., 2015). Meloxicam es un AINE del
grupo de los oxicamos con una actividad
inhibitoria preferencial (aunque no
selectiva) COX2 (ciclooxigenasa) que ha
sido aprobada en más de 80 países para
el tratamiento de osteoartritis, artritis
reumatoide y espondilitis anquilosante.
Su perl farmacocinético sugiere una
buena biodisponibilidad con una vida
media de eliminación de 20 horas y se
une extensamente a proteínas séricas
(99%) y es metabolizado en el hígado
(Marcent et al., 2015; Velázquez de
Campos, 2017, Velázquez de Campo,
2019). Está demostrado que los AINE
(tradicionales y coxibs) pueden lesionar
todo el tracto digestivo. El espectro de la
gastroenteropatía inducida por AINE es
amplio (Lanza et al., 2009; Sostres et al.,
2009) tanto en el tipo de lesiones como en
su distribución dentro de tracto digestivo,
pudiendo variar desde petequias, pasando
por úlceras, hasta complicaciones graves
como la hemorragia, la perforación e
incluso la muerte (Marcen et al., 2015;
Cardona et al., 2009). Los estudios de
citotoxicidad y genotoxicidad constituyen
un paso importante en la evaluación
toxicológica de los medicamentos que son
mezclas complejas con una o más acciones
terapéuticas en las que también pueden
estar presentes compuestos mutagénicos
relacionados con el desarrollo de procesos
carcinogénicos y teratogénicos (Nunes et
al., 2012). Los test ensayados con animales
para probar una potencial capacidad
genotóxica y citotóxica requieren tiempo
y mucho dinero. Hay una opción a estos
clásicos experimentos y son los tejidos
embrionarios de vegetales que como
organismos vivos de ensayo pueden durar
solo horas o días y es muy económica su
utilización (Fradkin & Budnik, 2016).
La importancia del A. cepa radica en
que es un excelente modelo de ensayo
in vivo, donde es posible evaluar el daño
producido por una sustancia o solución
de interés sobre el crecimiento de las
raíces y sobre el ADN vegetal (López et
al., 2016). Su aplicación en el análisis
genotóxico de compuestos químicos
y mezclas complejas es ampliamente
utilizada desde su implementación
desarrollada por Levan en 1938.
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