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| C | V. XXVI | N. 31 | - | 2021 | | ISSN (): - | ISSN ( ): - |
generación de una especie, además ¿cómo
se explica la evolución del altruismo o la
misma cooperación en este nivel o el de
los grupos?, ningún individuo sobrevive
solo y esto se aplica a los grupos y
también a las especies las cuales necesitan
de los individuos que lo conforman y
del medio circundante; absolutamente
todo está interrelacionado, es el todo el
que evoluciona, es la complejidad de esas
interrelaciones la que trae la novedad
evolutiva.
No existen genes egoístas, no hay
lugar para la separación en ninguno
de los niveles: atómico-moleculares,
genes, células, tejidos, órganos,
sistemas, individuos, poblaciones,
especies, ecosistemas; absolutamente
todo se encuentra interrelacionado, en
interdependencia mutua, en cooperación,
la cual es una realidad natural, aunque
imperfecta. La hipótesis Gaia nos
recuerda esta interrelación a escala global
donde los seres vivos se deben al medio
ambiente, a los factores físicos; pero
éstos también se deben a la vida; nuestro
planeta y la vida sobre él, se debe a la
cooperación.
Las ciencias biológicas tienen una
clara perspectiva violentológica en la
interpretación de la evolución de la vida,
la cual «no está exenta de una cierta
disonancia cognoscitiva a veces cercana
a la esquizofrenia. Puesto que se desea,
se busca, se valora más la paz, pero sin
embargo se piensa en claves de violencia»
(Muñoz, 2001: 22). La perspectiva de
una evolución violenta alimentada por la
lucha, competencia y odio, cambia; pero
no cambia porque se enarbolan ideas
fríamente reivindicatorias, sino porque la
realidad nos dice lo contrario; se evidencia
una naturaleza llena de interrelaciones,
donde una especie depende de otra y está
de otras; el mundo inanimado es fuente de
materia y energía su ausencia provocaría
la desaparición de la vida, la cual existe
porque parece que todo se confabula de
tal manera que pueda pulular la vida. El
reduccionismo mecanicista de la ciencia
darwinista donde el azar y la lucha son
los motores evolutivos, queda rebasado
por la complejidad de las formas de vida,
por las interrelaciones cooperativas, la
integración y auto organización entre
los factores de los ecosistemas inspiran
una nueva forma de abordar el hecho
evolutivo, se hace necesario una nueva
mirada, un nuevo paradigma está
aorando de modo tal que el paradigma
darwinista se encuentra en el centro de
una crisis epistemológica.
Es necesario un giro epistemológico,
giro que considere una ciencia y una teoría
que explique el proceso de evolución,
que deje de lado el trasnochado eslogan
de neutralidad, objetividad, racional y
empírica. No es real tal visión de ciencia,
de una u otra manera la ciencia que es
tarea de seres humanos, se ve inuenciada
por nuestros sentimientos, la cultura y la
forma de vida de nuestra sociedad, nada
es neutro. «El intelecto, del que los seres
humanos nos sentimos tan orgullosos,
solo tantea el dorso de las cosas, no su
verdad. Se nos ha hecho creer que la
verdad era la referencia adecuada a las
cosas» (Martínez Guzmán, 2000: 60);
somos nosotros quienes interpretamos
a la naturaleza y no al revés, nosotros
cambiamos nuestra mirada respecto a ella,
la naturaleza solamente está allí existiendo
a través del tiempo independiente de
nuestras maneras de interpretarla.
De esta manera, estamos frente a
un nuevo paradigma que considera al
E