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| C | V. XXVII | N. 33 | - | 2022 | | ISSN (): - | ISSN ( ): - |
mismo tiempo permitían su penetración
durante el inverno, cuando la inclinación
solar efectivamente es más baja. Al
igual que Priene, la ciudad de Olinto
también presenta ciertos criterios que hoy
llamaríamos “bioclimáticos”, como las
calles paralelas a los puntos cardinales (ejes
norte-sur y este- oeste) con el n de tener
siempre una fachada más fresca durante el
verano y una más expuesta a la radiación
solar durante el invierno y entonces
aprovechar el calor de manera pasiva.
En el primer capítulo del sexto libro de
“De Architectura” de Vitruvio, el autor
latino escribe: “Muy distinta es la forma
de construir (…) en regiones o tierras
que ofrecen características diferentes, ya
que hay zonas donde la tierra se ve muy
afectada por el curso del sol; otras están
muy alejadas y otras, en n, guardan
una posición intermedia y moderada”
(Vitruvio, 1997, p. 144).
Analizando el texto, el autor indica
como todo tipo de arquitectura no puede
prescindir de su contexto y el aspecto
solar es de primaria importancia al
momento de su diseño. Algo que todas
las culturas antiguas tenían muy claro,
inclusa la incaica que ha creado algunos
ejemplos majestuosos de arquitectura
y urbanismo ecológico ante litteram,
como en el caso de Machu Picchu. La
ciudad en el río Urubamba, de hecho,
tiene una orientación tal que permite
a todos los edicios recibir la cantidad
adecuada de radiación solar durante todo
el día: su eje principal es norte-sur; por
lo tanto, se generan construcciones hacia
el este y el oeste según la pendiente del
terreno, integrándose perfectamente con
topografía.
La civilización inca también tenía
conocimiento del movimiento aparente
solar, evidente en los templos dedicados
al dios Sol y en los ushnu de las plazas
que tienen una fuerte referencia a las
posiciones de la estrella y de la Luna en los
diferentes momentos del año. Además,
la cruz andina o chacana representa en
su totalidad una especie de calendario
indicando las múltiples posiciones del sol.
La lectura del mundo vernáculo, histórico
y tradicional, entonces, es importante
para comprender cómo efectivamente
no siempre la respuesta a las condiciones
ambientales se puede resolver mediante
equipos mecánicos de “alta tecnología”
o a través de fachadas compensatorias
(Frampton, 1983), sino el uso apropiado
de recursos locales, como el sol, el viento,
el agua y la vegetación contribuye a un
desarrollo ambiental da la urbe más
ecológico y sostenible.
La ciudad contemporánea es el
resultado de una serie de experimentos
del siglo pasado (Javier, 2021). Durante
el Movimiento Moderno de hecho
empieza a difundirse, antes en Europa
y luego en todo el mundo, una manera
única de ver la arquitectura: el Estilo
Internacional que tenía como objetivo lo
ser utilizado como modelo en todos los
contextos diferentes. Grandes arquitectos
como Le Corbusier o Mies Van der Rohe
han dejado una herencia increíble de
sus obras maestras en el mundo, pero
analizando algunos aspectos podemos
identicar ciertos problemas de nuestras
ciudades: el famoso lema “Less is more”
y su eliminación de cornisas, ornamentos
con el n de limpiar la arquitectura de
elementos meramente decorativos, ha
llevado a un lenguaje arquitectónico de
fachadas sin aleros, completamente lisas
y con grandes aberturas vidriadas al ras
con el muro exterior (Figura 2).
L : L - P